Jueves Julio 24, 2014
La telenovela de las renuncias
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El efecto 'Fincho' Cepeda en el ICA
Por: Andrés Bermúdez Liévano, Mar, 2014-07-22 23:25
El lunes pasado, después de que el Ministro de Agricultura Rubén Darío Lizarralde le pidió la carta
de renuncia protocolaria a toda la cúpula del campo, el ICA se
volvió un despelote. Después de ese consejo de gabinete, el gerente encargado
Luis Alberto McCausland volvió a la entidad que vela por la sanidad animal y
vegetal del país y le pidió -cambiando la directriz del ministro- la carta de
renuncia inmediata a todos sus altos funcionarios.
Aunque la orden no venía de Presidencia -como dijo McCausland- y
Lizarralde solo había pedido la renuncia protocolaria
de su gerente Luis Humberto Martínez, dentro del ICA arrancó un remezón que casi se lleva por
delante a todos los altos funcionarios que no llegaron con ellos y de la mano del padrino político de ambos,
el senador conservador y atlanticense Efraín Cepeda.
Este episodio, sumado a los cambios que se están haciendo a los
perfiles profesionales que deben tener los altos funcionarios de la entidad más
técnica del campo, han causado gran malestar entre muchas personas del sector
agrario. Ahora sienten que su temor de que las entidades del campo se
politizaran después de que el presidente Juan Manuel Santos se las entregó a
los caciques conservadores, para mantenerlos alineados dentro de la coalición,
se está cumpliendo.
La telenovela de las renuncias
El gerente del ICA, Luis Humberto Martínez, asegura que apenas
llegó de vacaciones se dedicó a corregir el remezón al interior del ICA.
El senador
conservador Efraín Cepeda es el padrino político de varios de los altos
funcionarios del ICA.
El lunes pasado Luis Humberto Martínez
estaba de vacaciones, pues había aprovechado un viaje de trabajo en Holanda
para quedarse unos días más por su cuenta.
McCausland, que es su subgerente administrativo y quedó
encargado durante su partida, volvió del Ministerio y le dio a sus colegas
-incluyendo a los otros cuatro subgerentes- un plazo hasta el mediodía del martes
para renunciar. Según dos personas que conocen la entidad, atribuyó la orden a
Presidencia e insistió en que Lizarralde había dicho que era necesario hacerlo.
Quienes no pasaron su carta se toparon el martes con una resolución
declarándolos insubsistentes, pese a que varios de ellos habían mandado
mensajes de texto a Martínez diciéndole que ese no había sido el mensaje de
Lizarralde.
El propio ministro tuvo que salir en La W a aclarar que
sólo había pedido a los altos cargos del Ministerio y a las cabezas de las
entidades adscritas que -como un acto de cortesía- tuvieran lista la carta para
un eventual cambio de ministros que aún no ha ocurrido. Es decir, en el
ICA sólo estaba hablando de Martínez.
Sin embargo, con la aclaración de Lizarralde no amainó la
tempestad y continuó la presión.
Tres personas le contaron a La Silla
que entre el lunes y el martes el grupo de asesores cercanos a Martínez
presionó la renuncia de los otros altos directivos e incluso les mostraron sus
resoluciones de insubsistencia ya listas. Solo al pasar la carta, reemplazaban
esa resolución con una aceptación de la renuncia, que curiosamente venía
identificada con el mismo número de folio que la otra.
El escándalo que se armó frenó la salida de
dos subgerentes que llevan casi dos décadas en el ICA y que son de carrera administrativa:
el de protección fronteriza José Rafael Sanmiguel y la de protección animal
Olga Lucía Díaz. Pero sí terminaron saliendo, tras haber pasado la carta, otros
dos subgerentes: el de protección vegetal Carlos Alberto Soto y el de
regulación sanitaria Leonardo Berrocal.
El caso llegó entonces a oídos de la Procuraduría, que -a través de la
procuradora delegada para asuntos del trabajo Diana Ojeda Visbal- le envió una
carta el jueves pasado a Lizarralde, preocupada porque su instrucción en el
consejo de gabinete pudiese haber generado la salida de los funcionarios.
El viernes, Martínez regresó al país y, ante la presión de Lizarralde,
este lunes echó para atrás las salidas de un par de funcionarios, aunque en al
menos un caso el ajuste terminó siendo una renuncia que ocurrirá dentro de
menos de un mes. Esa reversa no cobijó a Soto ni a Berrocal.
“Esa pequeña crisis se generó por una mala interpretación de la persona
que estaba encargada. Desde que a distancia me enteré, pedí que lo aguantaran y
me esperaran porque no estuve de acuerdo con el estilo. El viernes que llegué
fui directo a la oficina y reversé el único que faltaba”, le dijo a La Silla
Luis Humberto Martínez.
Las de sus dos subgerentes no pudieron echarse para atrás, según
Martínez, porque ya habían renunciado. Sobre Berrocal dijo, sin dar mayores
explicaciones, que ya se había despedido en la oficina. “Lo de Soto no era
viable reversarlo porque salió en el calor del momento a decir cosas sobre el
subgerente encargado en medios y [de regresar] se crearía una
situación incómoda y difícil al interior”, añade.
Los cambios en los manuales de funciones
La salida de los
funcionarios del ICA ocurrió después de que el gerente encargado llevara mal un
mensaje del ministro Rubén Darío Lizarralde sobre las renuncias protocolarias.
Lo que más preocupación genera en el
sector agrario es que el ICA pierda el carácter técnico que ha logrado mantener
en las últimas décadas, algo que incluso no ha sucedido bajo gerentes que
tenían un corte político como Luis Fernando Caicedo, que casi no tocó a los
técnicos.
Un primer indicio de que eso podría estar sucediendo ahora es que la
cúpula del ICA está en proceso de modificar los manuales de funciones para sus
altos cargos, según se puede ver en varias de las comunicaciones internas de la
entidad que una persona indignada le filtró a La Silla.
Dentro de la entidad se dice que la resolución aprobando el nuevo manual
ya está lista, con fecha del viernes pasado y firmada por el gerente encargado,
aunque La Silla no ha podido corroborarlo.
En esos correos y borradores se puede
ver que el equipo cercano de Martínez está intentando permitir que a las cuatro
subgerencias más técnicas puedan postular personas de profesiones que hoy en
día no están contempladas, como abogados y administradores públicos.
El 2 de julio la directora jurídica
Teresa Moya Suta -que llegó al tiempo que Martínez- le envió un memorando al
gerente, contándole cómo iba el proceso de revisión del manual de funciones que
arrancó la entidad hace seis meses y advirtiéndole que no se había seguido la
instrucción -dada desde gerencia- de incluir la profesión de abogado en las
cuatro subgerencias más técnicas.
Seis días después, Patricia Veloza -que
estaba coordinando ese grupo de trabajo de recursos humanos- le respondió a
Moya y a Martínez que no se incluyó el perfil de abogado porque en una reunión
de mayo así se había acordado.
Esto se debió a que en los meses
previos, un equipo amplio del ICA discutió los perfiles para muchos de los
cargos en la entidad hasta llegar al de los directores técnicos, pero -según
supo La Silla- en el último mes ninguno de los expertos técnicos fue convocado
a las reuniones en donde se discutió el perfil de los subgerentes. Allí fue
donde se definieron las nuevas carreras que podría tener un subgerente.
Ya como gerente encargado, McCausland
convocó una reunión para insistir en el tema. El 14 de julio Veloza le envió a
él y Moya una nueva carta explicando por qué no debería aparecer la profesión
de abogado. Ese mismo día fue retirada de la coordinación del grupo.
El gerente del ICA niega que el manual
de funciones definitivo -que ya tiene listo para presentar a la Comisión
Nacional del Servicio Civil- vaya a reflejar cambios mayores, más allá de
añadir algunas carreras como ingeniería forestal a la subgerencia vegetal o
administración agropecuaria a la animal.
“Es una entidad técnica y bajo ningún
punto de vista podemos perder eso. Es más, redujimos la posibilidad de que en
las subgerencias misionales se ampliara el perfil. De los abogados dimos la
discusión pero yo dije que no hay ninguna posibilidad que eso suceda. Una cosa es
lo que queda y otra lo que se discutió”, dice Martínez, quien prometió hacerle
llegar a La Silla una copia de ese manual final.
El feudo de 'Fincho' Cepeda
El subgerente
encargado de regulación Carlos Roca, que está ocupando el cargo de uno de los
que salieron en el remezón, fue alcalde del grupo político de Cepeda en
Sabanalarga. Foto: abanalarga-atlantico.gov.co
A finales del año pasado, Santos se acercó a sus aliados dentro del
conservatismo para mantener su frágil mayoría en la cúpula del partido y así
evitar que hubiera una convención y un candidato presidencial azul, como al
final sucedió con Marta Lucía Ramírez.
Pero para ayudar al presidente, los congresistas azules -liderados
por Roberto Gerlein, Hernán Andrade y Cepeda- le insistieron a
Santos que les diera más juego burocrático en el sector. Fue así como en el
remezón del campo de septiembre llegaron Álvaro Navas Patrón -sobrino político de Gerlein- al Banco Agrario
y Rey Ariel Borbón -recomendado de Andrade- al Incoder, sin que
Lizarralde tuviese voz o voto en la decisión. (A Navaslo sacaron la semana pasada del Banco, lo
que podría ser el primer castigo a los conservadores).
En ese momento llegó Martínez Lacouture, un
veterinario y administrador agropecuario barranquillero, al ICA para reemplazar
a Teresita Beltrán. Su cercanía política con Cepeda
está comprobada: ha estado en la Gobernación del Atlántico como Secretario de
Desarrollo Económico del conservador Carlos Rodado -pariente lejano de Cepeda-
y del liberal Eduardo Verano de la Rosa (que fue
apoyado por el grupo conservador de Cepeda). Ahora su nombre está
sonando, según El Heraldo, como candidato a gobernador.
Muestra de esa cercanía son estas fotos de una fiesta del Carnaval de
Barranquilla, en la que Martínez lleva la camiseta de Daniela
Cepeda, hija del político y penúltima Reina del Carnaval.
Varios de sus asesores cercanos también
tienen conexiones con el cacique azul.
Su mano derecha, Luis Alberto McCausland, es un administrador
de empresas barranquillero que hizo carrera durante tres décadas en el Banco
Bbva, antes de saltar a la Superservicios y la Supersociedades como liquidador.
La referencia personal que aparece en su hoja de vida es Paul Tarud Jaar,
el hermano de Sonia Tarud Jaar (la esposa de Cepeda) que es un
reconocido empresario al frente del Hotel Barranquilla Plaza y que
lideró el comité de organización del Carnaval.
Uno de sus asesores de despacho es Wilson Pérez de la Rosa, un abogado a quien el
portal barranquillero La Cháchara identifica como integrante del grupo
político de Cepeda. Su hija Angeline Pérez Vega es edilesa conservadora, por el
cepedismo, de la zona Norte - Centro Histórico en Barranquilla.
Tras la salida del subgerente Leonardo Berrocal la semana pasada,
quien quedó como encargado de su área de regulación es el abogado
barranquillero Carlos Adolfo Roca Roa, que llegó con Martínez
como director de asuntos internacionales. Fue alcalde conservador de Sabanalarga
(Atlántico) entre 2008 y 2012, como parte del grupo político de Cepeda, y antes de
eso fue subsecretario de la Comisión Cuarta del Senado durante 15 años, la
misma en la que ha estado el senador azul desde hace dos décadas.
La única asesora cercana a Martínez a la que La Silla no le encontró una
relación directa con Cepeda es la directora jurídica Teresa Moya Suta, quien insistía en
incluir el perfil de abogado y quien fue directora del Inpec en tiempos de
Álvaro Uribe y juez penal militar antes de eso.
El hecho de que Cepeda sea el padrino político de la cúpula del ICA es
vox populi allí, como en todo el sector agrario. Cuatro personas que
conocen bien la entidad le contaron a La Silla que varios de ellos hablan de
que “el jefe” o “pluma blanca” manda decir algo, refiriéndose no a Martínez
sino al senador barranquillero. Y una contratista le dijo a La Silla que, en
época de elecciones al Congreso, era frecuente oír frases como “acá a todos nos
va mejor si se mantiene la administración”.
Sin embargo, Martínez niega que sea así
y aseguró que ninguno de sus funcionarios -aparte de él- tiene relación con el
senador.
“Yo soy amigo, como de muchos otros
congresistas de la Costa, pero eso no es un pecado. Hablar de que hay un
balanza política en el ICA es injusto”, dice, explicando que a su asesor de
despacho Wilson Pérez por ejemplo, solo lo conoció en septiembre -cuando asumió
la gerencia- y que no recuerda quién se lo recomendó.
Al consultarle por McCausland,
reconoció que de pronto sí conocía a Cepeda, y al preguntarle si Roca
había sido alcalde del grupo de Cepeda dijo que “pensaría que sí, pero no tengo
los datos”.
La preocupación de los gremios
El ICA no es la
única entidad del campo entregada a caciques conservadores. El Banco Agrario
estuvo hasta la semana pasada en manos de Álvaro Navas Patrón, sobrino político
de Roberto Gerlein, y el Incoder lo maneja un recomendado de Hernán Andrade.
Lo que sucedió la última semana en el
ICA hizo que los gremios del sector agropecuario y del exportador sonaran
las alarmas. Varios líderes gremiales le han manifestado sus preocupaciones a
Lizarralde, aunque en público han sido cautos -y prefieren no hablar con nombre
propio- para preservar las relaciones con una entidad con la que trabajan día a
día.
Uno de ellos, Rafael Mejía de la Sociedad de Agricultores Colombianos,
le envió una carta al viceministro Hernán Román pidiéndole que convoque a una
junta extraordinaria de la entidad para reversar la salida de sus técnicos.
La Silla habló con cinco líderes gremiales y cuatro ex altos
funcionarios del sector: todos coinciden en que la situación del ICA es muy
preocupante, dado que sus dos misiones técnicas son cruciales para el campo.
Por un lado, está a cargo de mantener al país libre de plagas animales como la
aftosa y la mosca de la fruta o vegetales como la monilia, la roya blanca o la
sigatoka.
Por el otro, es la encargada -desde el punto de vista sanitario- de que
los productos del campo colombiano tengan acceso real a los mercados externos,
ya que es indispensable el visto bueno de sus homólogos en otros países para
cada alimento que se exporta. Y esto solo se logra en la medida en que el ICA
genera credibilidad en su contraparte, algo que La Silla supo se ha deteriorado
en entidades como la Aphis gringa.
“No puede uno poner a manejar un avión a un médico. Este país está libre
de enfermedades como la influencia aviar y la enfermedad de las vacas locas: si
pones a una persona con un perfil que no es técnico nunca se va a dar cuenta de
las sutilezas técnicas que requiere esa regulación”, le dijo a La Silla Andrés
Valencia, que hoy lidera el gremio avícola Fenavi y que dirigió el ICA durante
el segundo gobierno de Uribe.
“El ICA es una especie de mezcla entre la Dian y el Ministerio de
Comercio Exterior para el sector agropecuario. Puede uno tener todos los
tratados de libre comercio firmados pero lo que nos bloquea la entrada son los
protocolos sanitarios y eso no se logra de la noche a la mañana”, le dijo a La
Silla un ex alto funcionario del sector.
Para él y para las otras personas que La Silla consultó los técnicos
deben ser agrónomos, veterinarios, entomólogos, epidemiólogos y bacteriólogos, mas
no abogados ni ingenieros. “Ellos son la espina dorsal técnica, no el gerente”,
dice un líder gremial que aún no se ha quejado al Gobierno pero que planea
hacerlo.
“¿Cómo es posible que funcione según lo que digan uno, dos o tres
congresistas que no saben nada del agro?”, dice otro cabeza de gremio, que cree
que el ICA sigue siendo una entidad débil al margen de que la politización sea
mayor que antes.
Esto es especialmente sensible en momentos en que la entidad se prepara
para crecer, de acuerdo a un rediseño institucional que lideraron el ex
ministro Juan Camilo Restrepo y Planeación Nacional que busca que 1200
contratistas pasen a ser funcionarios de planta, pero que lleva casi dos años
esperando ser aprobado por el Ministerio de Hacienda.
“Si algo falta en el ICA es plata. Con
los TLC que hemos firmado su importancia se multiplicó por veinte, pero los
recursos no. Y con poco personal, sacan a las personas con que hemos venido
trabajando, sin que digan a quién van a poner y sin un empalme. Nadie es irremplazable,
pero estos perfiles no los encuentras a la vuelta de la oficina”, dice otra
cabeza de gremio agrícola.
Al final, aunque el escándalo de la
semana pasada puso a todo el sector agrario a hablar del ICA, la preocupación
de la mayoría es que el foco reflector sea pasajero.
Como dice un alto funcionario del
sector, “eso hizo que se calmara, ¿pero por cuánto? ¿Quince días, un mes? ¿Qué
va a pesar más: el rigor técnico o los compromisos políticos?”.
Actualización: En horas de la
tarde, el Ministro Lizarralde y el gerente del ICA aceptaron la renuncia de
Luis Alberto McCausland. “Una vez analizados los hechos y evaluado el
impacto negativo de las actuaciones del Dr, Mcausland, de común acuerdo
con él, se tomó la decisión de que diera un paso al costado y por eso
presentó su renuncia la cual acepté”, dijo Martínez.
Además le envió un parte de tranquilidad a los gremios, prometiéndoles
que "el ICA seguirá siendo una entidad técnica".
El gerente del ICA, Luis Humberto Martínez, asegura que apenas
llegó de vacaciones se dedicó a corregir el remezón al interior del ICA.
El senador
conservador Efraín Cepeda es el padrino político de varios de los altos
funcionarios del ICA.
El lunes pasado Luis Humberto Martínez
estaba de vacaciones, pues había aprovechado un viaje de trabajo en Holanda
para quedarse unos días más por su cuenta.
McCausland, que es su subgerente administrativo y quedó
encargado durante su partida, volvió del Ministerio y le dio a sus colegas
-incluyendo a los otros cuatro subgerentes- un plazo hasta el mediodía del martes
para renunciar. Según dos personas que conocen la entidad, atribuyó la orden a
Presidencia e insistió en que Lizarralde había dicho que era necesario hacerlo.
Quienes no pasaron su carta se toparon el martes con una resolución
declarándolos insubsistentes, pese a que varios de ellos habían mandado
mensajes de texto a Martínez diciéndole que ese no había sido el mensaje de
Lizarralde.
El propio ministro tuvo que salir en La W a aclarar que
sólo había pedido a los altos cargos del Ministerio y a las cabezas de las
entidades adscritas que -como un acto de cortesía- tuvieran lista la carta para
un eventual cambio de ministros que aún no ha ocurrido. Es decir, en el
ICA sólo estaba hablando de Martínez.
Sin embargo, con la aclaración de Lizarralde no amainó la
tempestad y continuó la presión.
Tres personas le contaron a La Silla
que entre el lunes y el martes el grupo de asesores cercanos a Martínez
presionó la renuncia de los otros altos directivos e incluso les mostraron sus
resoluciones de insubsistencia ya listas. Solo al pasar la carta, reemplazaban
esa resolución con una aceptación de la renuncia, que curiosamente venía
identificada con el mismo número de folio que la otra.
El escándalo que se armó frenó la salida de
dos subgerentes que llevan casi dos décadas en el ICA y que son de carrera administrativa:
el de protección fronteriza José Rafael Sanmiguel y la de protección animal
Olga Lucía Díaz. Pero sí terminaron saliendo, tras haber pasado la carta, otros
dos subgerentes: el de protección vegetal Carlos Alberto Soto y el de
regulación sanitaria Leonardo Berrocal.
El caso llegó entonces a oídos de la Procuraduría, que -a través de la
procuradora delegada para asuntos del trabajo Diana Ojeda Visbal- le envió una
carta el jueves pasado a Lizarralde, preocupada porque su instrucción en el
consejo de gabinete pudiese haber generado la salida de los funcionarios.
El viernes, Martínez regresó al país y, ante la presión de Lizarralde,
este lunes echó para atrás las salidas de un par de funcionarios, aunque en al
menos un caso el ajuste terminó siendo una renuncia que ocurrirá dentro de
menos de un mes. Esa reversa no cobijó a Soto ni a Berrocal.
“Esa pequeña crisis se generó por una mala interpretación de la persona
que estaba encargada. Desde que a distancia me enteré, pedí que lo aguantaran y
me esperaran porque no estuve de acuerdo con el estilo. El viernes que llegué
fui directo a la oficina y reversé el único que faltaba”, le dijo a La Silla
Luis Humberto Martínez.
Las de sus dos subgerentes no pudieron echarse para atrás, según
Martínez, porque ya habían renunciado. Sobre Berrocal dijo, sin dar mayores
explicaciones, que ya se había despedido en la oficina. “Lo de Soto no era
viable reversarlo porque salió en el calor del momento a decir cosas sobre el
subgerente encargado en medios y [de regresar] se crearía una
situación incómoda y difícil al interior”, añade.
Los cambios en los manuales de funciones
La salida de los
funcionarios del ICA ocurrió después de que el gerente encargado llevara mal un
mensaje del ministro Rubén Darío Lizarralde sobre las renuncias protocolarias.
Lo que más preocupación genera en el
sector agrario es que el ICA pierda el carácter técnico que ha logrado mantener
en las últimas décadas, algo que incluso no ha sucedido bajo gerentes que
tenían un corte político como Luis Fernando Caicedo, que casi no tocó a los
técnicos.
Un primer indicio de que eso podría estar sucediendo ahora es que la
cúpula del ICA está en proceso de modificar los manuales de funciones para sus
altos cargos, según se puede ver en varias de las comunicaciones internas de la
entidad que una persona indignada le filtró a La Silla.
Dentro de la entidad se dice que la resolución aprobando el nuevo manual
ya está lista, con fecha del viernes pasado y firmada por el gerente encargado,
aunque La Silla no ha podido corroborarlo.
En esos correos y borradores se puede
ver que el equipo cercano de Martínez está intentando permitir que a las cuatro
subgerencias más técnicas puedan postular personas de profesiones que hoy en
día no están contempladas, como abogados y administradores públicos.
El 2 de julio la directora jurídica
Teresa Moya Suta -que llegó al tiempo que Martínez- le envió un memorando al
gerente, contándole cómo iba el proceso de revisión del manual de funciones que
arrancó la entidad hace seis meses y advirtiéndole que no se había seguido la
instrucción -dada desde gerencia- de incluir la profesión de abogado en las
cuatro subgerencias más técnicas.
Seis días después, Patricia Veloza -que
estaba coordinando ese grupo de trabajo de recursos humanos- le respondió a
Moya y a Martínez que no se incluyó el perfil de abogado porque en una reunión
de mayo así se había acordado.
Esto se debió a que en los meses
previos, un equipo amplio del ICA discutió los perfiles para muchos de los
cargos en la entidad hasta llegar al de los directores técnicos, pero -según
supo La Silla- en el último mes ninguno de los expertos técnicos fue convocado
a las reuniones en donde se discutió el perfil de los subgerentes. Allí fue
donde se definieron las nuevas carreras que podría tener un subgerente.
Ya como gerente encargado, McCausland
convocó una reunión para insistir en el tema. El 14 de julio Veloza le envió a
él y Moya una nueva carta explicando por qué no debería aparecer la profesión
de abogado. Ese mismo día fue retirada de la coordinación del grupo.
El gerente del ICA niega que el manual
de funciones definitivo -que ya tiene listo para presentar a la Comisión
Nacional del Servicio Civil- vaya a reflejar cambios mayores, más allá de
añadir algunas carreras como ingeniería forestal a la subgerencia vegetal o
administración agropecuaria a la animal.
“Es una entidad técnica y bajo ningún
punto de vista podemos perder eso. Es más, redujimos la posibilidad de que en
las subgerencias misionales se ampliara el perfil. De los abogados dimos la
discusión pero yo dije que no hay ninguna posibilidad que eso suceda. Una cosa es
lo que queda y otra lo que se discutió”, dice Martínez, quien prometió hacerle
llegar a La Silla una copia de ese manual final.
El feudo de 'Fincho' Cepeda
El subgerente
encargado de regulación Carlos Roca, que está ocupando el cargo de uno de los
que salieron en el remezón, fue alcalde del grupo político de Cepeda en
Sabanalarga. Foto: abanalarga-atlantico.gov.co
A finales del año pasado, Santos se acercó a sus aliados dentro del
conservatismo para mantener su frágil mayoría en la cúpula del partido y así
evitar que hubiera una convención y un candidato presidencial azul, como al
final sucedió con Marta Lucía Ramírez.
Pero para ayudar al presidente, los congresistas azules -liderados
por Roberto Gerlein, Hernán Andrade y Cepeda- le insistieron a
Santos que les diera más juego burocrático en el sector. Fue así como en el
remezón del campo de septiembre llegaron Álvaro Navas Patrón -sobrino político de Gerlein- al Banco Agrario
y Rey Ariel Borbón -recomendado de Andrade- al Incoder, sin que
Lizarralde tuviese voz o voto en la decisión. (A Navaslo sacaron la semana pasada del Banco, lo
que podría ser el primer castigo a los conservadores).
En ese momento llegó Martínez Lacouture, un
veterinario y administrador agropecuario barranquillero, al ICA para reemplazar
a Teresita Beltrán. Su cercanía política con Cepeda
está comprobada: ha estado en la Gobernación del Atlántico como Secretario de
Desarrollo Económico del conservador Carlos Rodado -pariente lejano de Cepeda-
y del liberal Eduardo Verano de la Rosa (que fue
apoyado por el grupo conservador de Cepeda). Ahora su nombre está
sonando, según El Heraldo, como candidato a gobernador.
Muestra de esa cercanía son estas fotos de una fiesta del Carnaval de
Barranquilla, en la que Martínez lleva la camiseta de Daniela
Cepeda, hija del político y penúltima Reina del Carnaval.
Varios de sus asesores cercanos también
tienen conexiones con el cacique azul.
Su mano derecha, Luis Alberto McCausland, es un administrador
de empresas barranquillero que hizo carrera durante tres décadas en el Banco
Bbva, antes de saltar a la Superservicios y la Supersociedades como liquidador.
La referencia personal que aparece en su hoja de vida es Paul Tarud Jaar,
el hermano de Sonia Tarud Jaar (la esposa de Cepeda) que es un
reconocido empresario al frente del Hotel Barranquilla Plaza y que
lideró el comité de organización del Carnaval.
Uno de sus asesores de despacho es Wilson Pérez de la Rosa, un abogado a quien el
portal barranquillero La Cháchara identifica como integrante del grupo
político de Cepeda. Su hija Angeline Pérez Vega es edilesa conservadora, por el
cepedismo, de la zona Norte - Centro Histórico en Barranquilla.
Tras la salida del subgerente Leonardo Berrocal la semana pasada,
quien quedó como encargado de su área de regulación es el abogado
barranquillero Carlos Adolfo Roca Roa, que llegó con Martínez
como director de asuntos internacionales. Fue alcalde conservador de Sabanalarga
(Atlántico) entre 2008 y 2012, como parte del grupo político de Cepeda, y antes de
eso fue subsecretario de la Comisión Cuarta del Senado durante 15 años, la
misma en la que ha estado el senador azul desde hace dos décadas.
La única asesora cercana a Martínez a la que La Silla no le encontró una
relación directa con Cepeda es la directora jurídica Teresa Moya Suta, quien insistía en
incluir el perfil de abogado y quien fue directora del Inpec en tiempos de
Álvaro Uribe y juez penal militar antes de eso.
El hecho de que Cepeda sea el padrino político de la cúpula del ICA es
vox populi allí, como en todo el sector agrario. Cuatro personas que
conocen bien la entidad le contaron a La Silla que varios de ellos hablan de
que “el jefe” o “pluma blanca” manda decir algo, refiriéndose no a Martínez
sino al senador barranquillero. Y una contratista le dijo a La Silla que, en
época de elecciones al Congreso, era frecuente oír frases como “acá a todos nos
va mejor si se mantiene la administración”.
Sin embargo, Martínez niega que sea así
y aseguró que ninguno de sus funcionarios -aparte de él- tiene relación con el
senador.
“Yo soy amigo, como de muchos otros
congresistas de la Costa, pero eso no es un pecado. Hablar de que hay un
balanza política en el ICA es injusto”, dice, explicando que a su asesor de
despacho Wilson Pérez por ejemplo, solo lo conoció en septiembre -cuando asumió
la gerencia- y que no recuerda quién se lo recomendó.
Al consultarle por McCausland,
reconoció que de pronto sí conocía a Cepeda, y al preguntarle si Roca
había sido alcalde del grupo de Cepeda dijo que “pensaría que sí, pero no tengo
los datos”.
La preocupación de los gremios
El ICA no es la
única entidad del campo entregada a caciques conservadores. El Banco Agrario
estuvo hasta la semana pasada en manos de Álvaro Navas Patrón, sobrino político
de Roberto Gerlein, y el Incoder lo maneja un recomendado de Hernán Andrade.
Lo que sucedió la última semana en el
ICA hizo que los gremios del sector agropecuario y del exportador sonaran
las alarmas. Varios líderes gremiales le han manifestado sus preocupaciones a
Lizarralde, aunque en público han sido cautos -y prefieren no hablar con nombre
propio- para preservar las relaciones con una entidad con la que trabajan día a
día.
Uno de ellos, Rafael Mejía de la Sociedad de Agricultores Colombianos,
le envió una carta al viceministro Hernán Román pidiéndole que convoque a una
junta extraordinaria de la entidad para reversar la salida de sus técnicos.
La Silla habló con cinco líderes gremiales y cuatro ex altos
funcionarios del sector: todos coinciden en que la situación del ICA es muy
preocupante, dado que sus dos misiones técnicas son cruciales para el campo.
Por un lado, está a cargo de mantener al país libre de plagas animales como la
aftosa y la mosca de la fruta o vegetales como la monilia, la roya blanca o la
sigatoka.
Por el otro, es la encargada -desde el punto de vista sanitario- de que
los productos del campo colombiano tengan acceso real a los mercados externos,
ya que es indispensable el visto bueno de sus homólogos en otros países para
cada alimento que se exporta. Y esto solo se logra en la medida en que el ICA
genera credibilidad en su contraparte, algo que La Silla supo se ha deteriorado
en entidades como la Aphis gringa.
“No puede uno poner a manejar un avión a un médico. Este país está libre
de enfermedades como la influencia aviar y la enfermedad de las vacas locas: si
pones a una persona con un perfil que no es técnico nunca se va a dar cuenta de
las sutilezas técnicas que requiere esa regulación”, le dijo a La Silla Andrés
Valencia, que hoy lidera el gremio avícola Fenavi y que dirigió el ICA durante
el segundo gobierno de Uribe.
“El ICA es una especie de mezcla entre la Dian y el Ministerio de
Comercio Exterior para el sector agropecuario. Puede uno tener todos los
tratados de libre comercio firmados pero lo que nos bloquea la entrada son los
protocolos sanitarios y eso no se logra de la noche a la mañana”, le dijo a La
Silla un ex alto funcionario del sector.
Para él y para las otras personas que La Silla consultó los técnicos
deben ser agrónomos, veterinarios, entomólogos, epidemiólogos y bacteriólogos, mas
no abogados ni ingenieros. “Ellos son la espina dorsal técnica, no el gerente”,
dice un líder gremial que aún no se ha quejado al Gobierno pero que planea
hacerlo.
“¿Cómo es posible que funcione según lo que digan uno, dos o tres
congresistas que no saben nada del agro?”, dice otro cabeza de gremio, que cree
que el ICA sigue siendo una entidad débil al margen de que la politización sea
mayor que antes.
Esto es especialmente sensible en momentos en que la entidad se prepara
para crecer, de acuerdo a un rediseño institucional que lideraron el ex
ministro Juan Camilo Restrepo y Planeación Nacional que busca que 1200
contratistas pasen a ser funcionarios de planta, pero que lleva casi dos años
esperando ser aprobado por el Ministerio de Hacienda.
“Si algo falta en el ICA es plata. Con
los TLC que hemos firmado su importancia se multiplicó por veinte, pero los
recursos no. Y con poco personal, sacan a las personas con que hemos venido
trabajando, sin que digan a quién van a poner y sin un empalme. Nadie es irremplazable,
pero estos perfiles no los encuentras a la vuelta de la oficina”, dice otra
cabeza de gremio agrícola.
Al final, aunque el escándalo de la
semana pasada puso a todo el sector agrario a hablar del ICA, la preocupación
de la mayoría es que el foco reflector sea pasajero.
Como dice un alto funcionario del
sector, “eso hizo que se calmara, ¿pero por cuánto? ¿Quince días, un mes? ¿Qué
va a pesar más: el rigor técnico o los compromisos políticos?”.
Actualización: En horas de la
tarde, el Ministro Lizarralde y el gerente del ICA aceptaron la renuncia de
Luis Alberto McCausland. “Una vez analizados los hechos y evaluado el
impacto negativo de las actuaciones del Dr, Mcausland, de común acuerdo
con él, se tomó la decisión de que diera un paso al costado y por eso
presentó su renuncia la cual acepté”, dijo Martínez.
Además le envió un parte de tranquilidad a los gremios, prometiéndoles
que "el ICA seguirá siendo una entidad técnica".